miércoles, 25 de junio de 2014

Knut Hamsun: los furores reaccionarios de un premio Nobel

El noruego Knut Hamsun fue el escritor contemporáneo más apreciado de su tiempo en su país, mereció galardones de prestigio internacional como el Nobel, pero en política cada vez se alejó más de las fuerzas democráticas y se identificó peligrosamente con los totalitarismos ascendentes en Europa en los años 30 (el fascismo, el nazismo...).

¿Cómo entender que un hombre inteligente adoptase esta opción? Hay un libro sobre el escritor que intenta explicarlo, la biografía de Ingmar Sletten Koelen Knut Hamsun, Salamanca, Nórdica, 2009. De allí tomamos esta larga cita:

“Al igual que Hamsun, todos ellos se debatían en evidentes contradicciones: La histórica sumisión del credo campesino contra los intentos del hombre moderno por lograr el control de su vida, es decir, la mística contra la ciencia, la biología contra el intelecto, la tierra natal contra el desarraigo , el campesino contra el obrero industrial y el burgués, la responsabilidad individual contra la participación social, el orden patriarcal contra la emancipación y la democracia , la necesidad de la agricultura contra el artificio de la sociedad hiperindustrializada y del consumismo. Estos grupos apostaban por un credo reaccionario que prometía traer de nuevo lo mejor del pasado. 
   El desprecio de Hamsun por los elegidos del pueblo aumentó durante esos años en los que todo el mundo tuvo derecho al voto y lo comenzó a ejercer.  Sostenía furioso que el sistema de partidos políticos  se había convertido  en un escenario  para discutir minucias, para chalaneos políticos y era refugio de arribistas. El escritor hacía patente su amargura, pues, en su opinión, el derecho al voto no ponía al mando a los más dotados, quienes  por el contrario seguían su propio camino individual tanto  en el ámbito comercial, como en el arte  o la ciencia. Afirmaba que se trataba  de una situación que ya había vivido en América pero que ahora se repetía en Noruega. Sus ataques alcanzaron también a la gente humilde, pues, en opinión de Hamsun, muchas de estas personas se convirtieron en gentes corruptas, obsesionadas por el placer el consumo y, en algunos casos, en insoportables nuevos ricos siguiendo ese espíritu de la época. La vida tenía que retornar una senda más natural y él confiaba en que alguien realmente inflexible y duro lograra poner las cosas en su sitio a nivel mundial. Hamsun había puesto muchas esperanzas en la Iª Guerra Mundial; sin embargo, después de más de cuatro años de guerra, los ingleses continuaban siendo los vencedores, tanto en el campo de batalla como en los salones en los que se planteaba el futuro de Europa. Nunca expuso mejor su fobia a todo lo británico que en su libro “Las mujeres en la fuente”, al que puso punto final en el otoño de 1920. Hamsun pone en boca de uno de sus personajes: “Me pregunto si los ingleses no tendrán, puesto que tienen su propia moneda, un Dios propio que les es propicio, digamos que un Dios inglés. ¿Cómo explicar de otro modo sus incesantes victorias en todos esos conflictos bélicos extendidos por todo el mundo y que les hacen suponer que han realizado una buena acción al salir victoriosos?”
  Precisamente en esos momentos crecía el número de personas por toda Europa que señalaban a los judíos como agentes de esa destructora tendencia de la época. Hamsun incluso había llegado a pensar que los ingleses desarrollaban ese papel, mientras en la vida política se exigía mayor humanidad. En un país tras otro, la democratización y los ideales de igualdad iban ganando terreno, pero el escritor contemporáneo más reconocido en Noruega como en el resto de los países nórdicos, se sentía cada vez más al margen de esta tendencia y más identificado con aquellos grupos autoritarios y antiparlamentarios que comenzaban a agruparse en todos los países”
(KNUT HAMSUN. Ingar Sletten Kolloen, pp.299-300.  Nórdica Libros. Salamanca, 2009)
En fin, vivir para ver. Ser una persona sobresaliente en la literatura no significa necesariamente acertar en todas las elecciones personales. Para mí, personalmente, este episodio de Hamsun es algo que me hace pensar. Leer cómo se identificaba con las dictaduras, cómo casi reclamaba la presencia de un tirano que pusiera orden... Errare humanum est! Hamsum pertenece a ese grupo de grandes intelectuales enemigos de la democracia, como Jorge Luis Borges, Martin Heidegger, Louis-Ferdinand Céline, Ezra Pound...

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