sábado, 11 de abril de 2015

Cien años de "La metamorfosis", de Kafka


"La metamorfosis", uno de los clásicos indiscutibles de la literatura universal, cumple cien años. Kafka la terminó en 1912, después de trabajar en ella 21 días, y dejó dicho en su testamento a su amigo y albacea Max Brod que hiciera desaparecer todos sus escritos, pues los juzgaba sin importancia. Afortunadamente, Brod no hizo caso de la petición de su amigo. Y La metamorfosis se publicó en 1915, hace ahora cien años, siendo así rescatada para la posteridad. Antes ocurrió lo mismo con la obra del clásico latino Virgilio, quien también dispuso que se quemara la Eneida. A veces, desobedecer es una virtud.

Kafka le dice a su novia de entonces, Felice Bauer, en alguna carta que la historia de su bicho (el horrible insecto en que se convierte el protagonista de la novela, Gregor Samsa) es una historia horrible, nauseabunda, asquerosa.

Una de las características del relato kafkiano es que está contado con las técnicas realistas, tradicionales, pero como cuenta cosas tan increíbles y absurdas, el texto sugiere al lector que fuerce su interpretación. En este sentido, por su poética de la apertura, es una novela totalmente moderna, abierta, que da juego al receptor sin imponerle un sentido único o cerrado, y permite múltiples lecturas.

Sabemos que Kafka era tremendamente puntilloso en el uso de las palabras y muy obsesivo en el control del proceso de edición. Cuando su editor le dijo que iba a poner una ilustración del bicho en que se había transformado Samsa en el libro, le escribió de inmediato:

"¡Esto no, por favor! El insecto mismo no debe ser dibujado. Ni tan solo debe ser mostrado desde lejos..."

Así que, ¿qué habría pensado Kakfa al saber que su obra se ha traducido mal al español? Porque La metamorfosis es una mala traducción del título alemán Die Verwandlung, que significa La transformación. En alemán también existe la palabra Metamorphose, pero el autor eligió otra para su novela. ¿A cuento de qué contradecirlo? La cuestión es que el relato se hizo tan famoso que, en 1925, se hizo una primera traducción de urgencia en la Revista de Occidente, y allí el traductor le puso ese título que, luego, se hizo célebre y ya casi nadie se atrevió a cambiar.

Jorge Luis Borges, el famoso polígrafo argentino, que era también un experto germanista, tradujo la obra de Kafka al español y se quejaba amargamente:

"Es un disparate. Yo no sé a quién se le ocurrió traducir así esa palabra del más sencillo alemán. Cuando trabajé con la obra, el editor insistió en dejarla así porque ya se había hecho famosa y se la vinculaba a Kafka".

En fin, avatares de la literatura. Aunque a Dios gracias, o sea, a Brod gracias, hoy podemos leer con delectación La metamorfosis. O sea, La transformación.


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