miércoles, 5 de abril de 2017

La adivinanza de la reina de Saba a Salomón


He aquí la historia de la adivinanza que la reina de Saba planteó a Salomón para ver si era tan sabio como decían.

Cuando llegó a Jerusalén, antes de ir a visitar al Rey en su palacio, quiso ponerlo a prueba. Así que tomó un frasco de vino muy fino y un pan redondo, los envolvió bien y se los dio a su padre, como persona de confianza, diciéndole que los llevara ante el Rey y le preguntara: "¿Si la mar no se agita y si la luna está entera, qué día del mes es?"

El padre de la Reina fue donde el Rey, le entregó el regalo y le repitió el mensaje de su hija. Él abrió el paquete y le dijo:

—Dile a tu hija, que la mar está agitada, que la luna está en tres cuartos y que el día es el séptimo del mes.

Volvió el padre donde la hija con la respuesta. La hija le dijo:

—Señor padre, ¿por qué comiste una parte del pan y bebiste una parte del vino que le envié al Rey? Si tenías sed, me podrías haber dicho lo que necesitabas para el viaje, sin tocar el regalo que yo le mandaba. Yo te envié a ti, porque te tenía confianza.

—¿De dónde sabes que comí una parte del pan y bebí un poco del vino? —preguntó el padre, sorprendido.

—Me lo dijo el Rey mismo en su respuesta —le contestó ella —, porque la mar que se agita es el vino que se mueve en la botella, pues ya no está llena, puesto que tú bebiste la mitad. La luna es el pan redondo, que se hizo en tres cuartos cuando tú te comiste una parte.

Así entendió la Reina que Salomón respondía a su fama y fue a su encuentro.

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